La gente con la que fuiste al colegio siempre resulta ser cosa seria. Veintiseis años después que dejaste las aulas estas obligado a decirlo y por cierto, tienes todo el derecho a sentirlo de esa manera. Cuando son muchos los que terminan -digo más de 30 por ejemplo- y en donde hay pocas posibilidades de que muchos se mantengan cercanos, los reencuentros resultan más que gratificantes. Te enfrentas a personas que como tú soñaron, esperaron, tuvieron éxitos y murmullaron fracasos con menor o mayor intensidad. Te encuentras con personas que un día fueron muy importantes en tu vida diaria y que hoy transitan otros rumbos, personas que hacen sus vidas muy lejos o muy cerca y con las que compartes tan sólo los recuerdos de una época, personas con las que seguramente te agradará mas sentarte y mirar el pasado que hablar del presente.Yo salí del colegio en diciembre del ´82 y el diciembre que acaba de terminar marcó 26 años desde aquel entonces. Muchos de la promoción volvimos a ver a 3 ex compañeros desde el ´82 y a mi se me ocurrió colgar algunos videos de las diferentes reuniones que tuvimos desde nuestro reencuentro en el 2007 como un homenaje a los que todavía no aparecen.
viernes, enero 09, 2009
martes, diciembre 30, 2008
Los 14 de Ale
Etiquetas: familia
miércoles, marzo 12, 2008
Cuarentidos
Hay muchas formas de medir la edad de una persona: Los años vividos es la más común, sin embargo; los kilometros recorridos en viajes; las penas sufridas; los logros alcanzados; las parejas tenidas. Algunos, incluso, se atreven a decir con cierta ironía que hasta las horas de sexo gozadas hablan de la edad de una persona. Lo cierto es que la edad biológica ha resultado ser un referente no siempre confiable al momento de ponerle la edad a alguien. Hay viejos inmaduros e irresponsables y niños totalmente "centrados".
Sea como sea, hoy cumplo 42 años. O mejor dicho los cumpliré exactamente dentro de 13 horas cuando el reloj Cyma que heredé de mi padre marque en mi muñeca izquierda las 5:11 de la tarde. Hoy mi madre seguro despertará recordando que hace 42 años un dolor inmenso le provocó un alumbramiento prematuro a las 28 semanas de gestación. Yo me declaro inocente. No sabía nada.
A estas horas que se me ocurre escribir -con cierto grado de nostalgia- pienso que nadie de occidente recuerda que es mi cumpleaños. Todos duermen a las 4 de la mañana. Hace cuatro horas, a las cero horas, mi esposa por primera vez no inició el ritual de los ultimos 15 años: abrazarme, besarme y hacerme sentir querido, irresponsablemente querido. Dentro de 2 horas, mi hijita saltará a mi cama con un regalo en la mano y me "despertará" gritando ¡feliz cumpleaños papito!. Mi última mañana de 41 años habrá comensado.
La vida está hecha de ciclos. Los hay diarios marcados por las horas, semanales por los días, mensuales por las semanas, anuales por los meses y estaciones, septianuales por los años. La vida esta hecha de pasado, presente y futuro.
Si se me preguntara sobre mi pasado me sentiria satisfecho y diria que hubo de todo: amor, odio, perdón, olvido, venganza, felicidad, pena, dolor, soledad, plenitud, lágrimas, alegría, esperanza, ilusión y también desilución, ira, fe, amargura, vacío. Todo lo que un ser humano pueda sentir a los 40 años. El Eterno no me privó de nada en los 41 años que me tuvo aquí. En cada ciclo repetí las mismas sensaciones que en el anterior aunque con otro espíritu y otros ojos. En cada ciclo me enfrente a las mismas experiencias pero de manera diferente y cada vez que lo hacía me sentía distinto a pesar de seguir siendo el mismo. Creo que es lo que llaman evolución o madurez. Debe ser, pues ya no me duele tanto el olvido, y la amargura ahora es para mí estar lejos de mi familia.
Si tuviera que hablar del presente no diría nada. Me sentiría vivo. Plenamente vivo. Miraría a mi alrededor y borraría con una mirada todo lo que me rodea. Me quedaría totalmente solo por un momento, cerraría los ojos y volvería abrirlos para ver como se va llenando mi universo nuevamente y poco a poco con las mismas cosas, con las mismas personas, con el mismo mundo que tengo hoy. Querría empezar siempre de nuevo regenerándolo todo hasta el infinito. Me quedaría en el presente con el hacer más que con el decir.
Y si del futuro se tratara, no diría nada ni haría nada; sólo sentiría. Sentiría el vacío que se va llenando con mis pensamientos, con mis ideas, con mis emociones y mis acciones. Sentiría el paulatino movimiento que desde lo lejos viene hacia mí y va cubriendo mi vida. No me correría. Me agarraría fuerte de la mano de quienes más quiero y le daría mi cara al viento fresco que enfría mi rostro.
Así concibo mi vida a mis 42 años y para plasmarla entiendo su pasado con mi habla, su presente con mis acciones y su futuro con mi espíritu. He aprendido a mirar el pasado con dulzura y nostalgia, a vivir el presente con fe y entusiasmo y avizorar el futuro con alegría y sin miedos.
Si tuviera que morir ahora aceptaría mi destino serenamente pero no entendería por qué el movimiento que se me acerca desde lo desconocido tendría que desaparecer tan fácilmente o por qué el viento que golpea mi rostro cada mañana tendría que dejar de ser fresco.
Haber escrito estas palabras el amanecer del día de mi cumpleaños ha sido lo más escandalosamente abierto que he hecho en los 60 años que tengo desde que mi padre deseo tenerme.
FELIZ CUMPLEAÑOS A TODOS POR AGUANTARME...pasenla bien pues yo disfrutare un día más que El Eterno me regala
Etiquetas: familia
lunes, febrero 04, 2008
Discriminacion genética
Nadie duda sobre los beneficios de los avances científicos. Nuestra calidad de vida se acentúa cada día y las personas tienen mayor esperanza de vida que hace 30 años por ejemplo.
Sin embargo, no todo lo que nos es dado viene gratis y por cada beneficio que recibimos o cada logro que obtenemos como especie algo nos es reclamado.
Hoy en día, la bioteconología y la genética han revolucionado el mundo en forma insospechada. Empresas como 23andMe ofrecen en el mercado un exámen del génoma personal, permitiendonos saber por medio de un estudio de relativo bajo costo y ningún tipo de dificultades si tenemos predisposiciones para algunas enfermedades, nuestra expectativa de vida, si nuestros hijos tienen posibilidad de tener enfermedades congénitas, etc..
El problema, no obstante lo beneficioso que puede resultar para uno, aparece si dicha información se hace pública o, si llega a manos de personas que pueden adoptar posiciones distintas a las que asumen en su desconocimiento de nuestros antecedentes. Compañías de seguro o algunos empleadores podrían verse empujados a subir las primas que cobran o, incluso, negarnos un puesto de trabajo a partir de nuestros "antecedentes genéticos".
Investigadores y científicos norteamericanos han luchado desde el 2003 para resguardar el derecho a la privacidad de ésta clase de información. El 2007, el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica debatió y aprobó la Ley de Información Genética y No Discriminación (Genetic Information Nondiscrimination Act of 2007) con el fin de asegurar que los resultados obtenidos en cualquier pedido de exámen de ésta naturaleza serán confidenciales.
Hasta qué punto es bueno que el Estado se involucre en este tema? o qué es más ético?:
1.- Favorecer aquel que tiene ciertas desventajas genéticas y que seguramente las va a ocultar al contratar cualquier seguro haciendo que las aseguradoras distribuyan sus costos entre unos y otros, incluso entre quienes no tienen ningún problema?
2.- Favorecer a todos por igual develando el misterio de cada uno y permitiendo que quienes padezcan de algún problema lo afronten?. Causaría esto la aparición de ciudadanos de segunda clase?.
Menudo problema para discutir años a la sombra de la moral y a la luz de los intereses económicos.
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viernes, febrero 01, 2008
Optimismo
Un buen amigo me remitió este poema que le envió Martha Ochoa y yo me atrevo a compartirlo. Se llama "Optimismo".
D*s bendiga todos tus proyectos
Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento siempre esté detrás de ti
y la lluvia caiga suave sobre tus campos
y hasta que nos volvamos a encontrar,
que D*s te sostenga con el puño de su mano.
Que vivas por el tiempo que tú quieras
y que nunca quieras vivir tanto como vives.
Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron
pero nunca te olvides de recordar las cosas que te alegraron.
Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos
pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron contigo.
Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron,
pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día.
Que el día más triste de tu futuro no sea peor que
el día más feliz de tu pasado.
Que nunca se te venga el techo encima y que los
amigos reunidos debajo de él, nunca se vayan.
Que siempre tengas palabras cálidas en
un frío anochecer o una luna llena o una noche oscura
y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que haya una generación de hijos en los hijos de tus hijos.
Que vivas cien años, ¡con un año extra para arrepentirte!
Que el Señor te guarde en su mano y nunca apriete mucho su puño.
Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen,
los ángeles te protejan y que el cielo te acoja.
Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero
que la buena suerte te persiga y que cada día y cada noche
tengas muros contra el viento, un techo para la lluvia,
bebidas junto a la fogata, risas para consolarte
y aquellos a quienes amas cerca de ti y ¡todo lo que tu corazón desee!
Que D*s esté contigo y te bendiga.
Que veas a los hijos de tus hijos.
Que el infortunio sea pobre, y el futuro rico en bendiciones.
Que no conozcas nada más que la felicidad desde este día en adelante.
Que D*s te conceda ¡muchos años de vida!
Etiquetas: opinión libre
miércoles, enero 30, 2008
El poder del pensamiento
Un viejo cuento tradicional judío dice que cuando estamos en la panza de mamá el Eterno nos envía uno de sus ángeles para que nos acompañe los 9 meses que dura nuestro viaje al plano material. El ángel, ya con nosotros, nos enseña todo aquello que necesitaremos saber en la vida para ser felices. El día de nuestro nacimiento y antes de partir, el ángel dibuja con sus dedos en nuestro rostro, las fosas nasales por las que entrará el aire haciendo que olvidemos repentinamente todo lo aprendido.
La vez que escuché por primera vez este viejo cuento también escuché una recomendación final: Cuando tengas problemas o estés en crisis; busca la solución en tu interior pues tu ángel ya te enseñó como resolverlas.
Muchas veces, cuando nos enfrentamos a serios problemas o crisis; solemos cometer el mismo error de pretender culpar a otros o buscar la causa de nuestro pesar en los demás, olvidando que como arquitectos de cada día que vivimos somos los únicos responsables de nuestro éxito o fracasos.
Conozco a personas a las que nadie haría daño nunca y que, por cierto, ellas mismas nunca dañarían a nadie, ni siquiera con el pensamiento. Siempre he querido contarme entre ellas: queriendo y respetando a mis semejantes y siendo querido y respetado por ellos. Sin embargo hay algo que falta. Algo que carezco y que impide que lo logre.
Esta semana, un período que me resulta no muy feliz, caí en una librería buscando un libro que me recomendaron sobre filosofía y su utilidad en la vida del siglo XXI. Entre anaqueles, encontré otro que llamó mi atención: “Como salvar tu vida” de Luisa Hey. Quiero decir que no soy de los que suele detenerse en la sección de autoayuda cuando entro a una librería, sin embargo; por esas cosas que uno no se explica me detuve en este libro que llamó mi atención.
En su libro, Luisa Hey afirma que “…gran parte de lo que vivimos es el reflejo de nuestros pensamientos”. Tras hojear el libro me quedé meditando en la afirmación de ésta autora tratando de vincularla a mis experiencias actuales y descubrí que parte de lo que estaba experimentando no eran sino el producto de, no tanto como malos, pero sí pensamientos totalmente errados, algunos desligados de la realidad, otros cargados de frustración y unos tantos, llenos de complejos.
Si creemos y damos por hecho una premisa que tiene que ver, por ejemplo, con el daño que se nos pueda causar; de hecho que lograremos que nos llegue pero si, por el contrario, asumimos nuestra fortaleza, nuestras capacidades y el bien que nuestros semejantes están dispuestos a ofrecernos será muy difícil que nos causen daño. En definitiva, nuestros pensamientos tarde o temprano se materializaran en nuestras vidas. Buenos pensamientos construirán buenos resultados y buena calidad de vida en tanto que pensamientos equivocados nos empujaran a realidades frustrantes y experiencias negativas.
Hey añade que …si tuviéramos conciencia de cuanta influencia tienen nuestros pensamientos en nuestras vidas nunca permitiríamos albergar pensamientos negativos…
Con una hija de 4 años y con casi 42 años a cuestas, creo que la mejor manera de lograr querer y respetar a mis semejantes y ser querido y respetado por ellos es empezando a cambiar mi forma de pensar de los ultimos 40 años…
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miércoles, diciembre 12, 2007
Clausura 2007 en el Little San Borja
colegio Antartida Argentina del pueblo de Norberto de la Riestra (pcia. de Bs As).
Para variar siempre la hacíamos al final de la tarde y ya casi entrada la noche.
Todo el pueblo se dividía para asistir a los 3 colegios que habían. El patio
se llenaba de luces y sus paredes mostraban figuras y adornos multicolores de toda
clase. Se comía choripanes y panchos, y se tomaba FANTA en litros. Era todo
un acontecimiento que marcaba una época especial en el año.
A su turno, cada aula ejecutaba un acto. Por lo general eran danzas típicas
en la que necesariamente llevabamos disfraces o la ropa apropiada para la
ocasión. Todos salíamos con nuestras parejas a demostrar cuanto habíamos
aprendido a identificarnos con nuestro país...bailándolo....
Para quienes cerrabamos el año de escuela era una especie de frontera
temporal entre el invierno y el verano, entre la época de los deberes
y la libertad. Al fin y al cabo, después de la clausura extenderíamos
cada tarde de fin de semana, en las que abundaban los juegos y las
bicicletas, al resto de días de trabajo mientras el pueblo entero se sumía
en el sopor de una siesta a 30ºC o, aguardaríamos las 3 después del
almuerzo para meternos en alguna pileta.
No recuerdo nunca que la despedida escolar haya tenido algo que ver con
la navidad: Ésta, nos resultaba un tanto ajena y por demás lejana en
aquellos días en que recibiamos los boletines de notas y archivabamos
nuestros guardapolvos.
El sabado 1º, mi hija de 4 años participó en la clausura de su Jardín de
Infantes. Su primera clausura escolar!!. Debo reconocer que también la
mía después de muchos años. Un poco ajeno a lo que Jackie me
adelantaba sobre la participación de Lea en la actuación de cierre como
cantante; me sorprendí cuando la vi disfrazada con ropa de papa noel.
Por un momento me sentí confundido y pensé en si se trataba de la
clausura de clases o del saludo navideño, pero cuando vi a los
compañeros de mi hija caí en la cuenta de que habían mezclado
ambos acontecimientos.
Lo cierto es que Lea, disfrazada de papa noel -al igual que otras
compañeritas- salió al escenario bailando y cantando en un inglés
de 4 años a 1/4 de lengua. No le entendía mucho. Debo confesar que
no me interesaba tampoco. Yo estaba preocupado, diría ensimismado
en otra. Me quedé estúpido desde el fondo del auditorio filmándola y
tratando de captar los pequeños detalles de su gracia femenina y su
particular coquetería. De hecho: BABEABA con cada uno de sus
movimientos y el corazón me latía a mil... Después de más o menos
5 fugaces y tiranos minutos en el escenario, se acabó la música,
Lea se quedó inmóvil y segundos despues movió sus manos para
decirnos chau.
Terminada la actuación con música villansicana de fondo, nos
reunimos en los jardines de la Municipalidad. Todas las madres y
padres se perdían en un mar de cámaras y flashes intentando
documentar el tamaño de sus hijos para dar fe, 3 meses después
y verano de por medio, sobre quien creció más y quien está
más llenit@.
Mi hijita, la hijita de papá, la grácil cantante sobre el escenario
andaba jugando con una de sus amigas. Corría por todos lados y
saltaba cuanto arbusto se le cruzara, subia escalones y los
bajaba, nuevamente, saltando. Su mamá la llamaba para pedirle
una foto en medio de geranios, chifleras y ficus enanos. Todo
bien hasta que se apareció un galán, Claudio; queriendo posar
junto a ella para una foto.
Me tocó la peor parte: ...tomarles las fotos... juntos y
abrazados. Mientras lo hacía vi a mi hija grande, independiente,
casada, terriblemente lejos de mi y cerca de un advenedizo
llamado Claudio que posaba desafiandome. Quería tirarle la
cámara y zas!!...se acabó la fiesta.
Me saqué el lente del ojo derecho y vi bien la escena:
-... aún tengo para trece años más, pense aliviado, e
inmediatamente descubrí que la cuenta regresiva ya había
comenzado.
Camino a casa mientras mi esposa hablaba se me ocurrió:
-...igual da... todavía quedan muchas clausuras para disfrutar....
Las clases aún seguirán hasta el 14 y, el miercoles 19 tendremos
reunión con Miss Mónica, la profesora de Lea en el "Blue Class"
para saber cómo le fue a mi hija en el 2007.
Deberé tener un nudo hasta entonces?. Otro día les cuento.
Etiquetas: Lea
lunes, octubre 22, 2007
Despues de 25 años, mucho más que bodas de plata
Viendo un antiguo álbum de fotos de mi abuela, de esos que se hacian de hojas de cartulina negra en el que en cada página entraban a lo mucho cuatro fotos, me puse a pensar que si la vida es una sucesión de instantaneas, quizá el espacio vacío entre ellas sea precisamente aquello que debemos desechar de nuestros corazones, aquello que no se debería guardar y a lo que llamaríamos la zona del olvido. Por el contrario, es natural que debamos conservar ciertos momentos claves de nuestras vidas; momentos especiales que o no se sucederan nunca o, si se repiten, lo haran de forma muy esporádica.
Cuando el fin de semana pasado tuve la ocasión de participar en las bodas de plata de mi promoción de colegio secundario tuve la sensación de que el haber estado presente contra cualquier otro compromiso fue lo más acertado que hice en estos últimos meses. Mezclarme con un grupo de personas que habían formado parte de mi "dia a dia" hace 25, 27, 28 y hasta 29 años fue algo indescriptible. Verlos -a unos desde lejos y a otros a través de una conversación-, en sus nuevas "formas" pero en sus mismos "fondos" hizo que pensara que en realidad lo que cambia son las manifestaciones exteriores de nuestras conductas y personalidades pero nunca el yo interior. Dificilmente las actitudes serias, los rostros maduros y las maneras actuadas pueden esconder el verdadero ser interior que guardamos desde niños. Estar frente a mis compañeros de promoción me hizo pensar en el por qué nuestros padres y parientes mayores siempre nos ven como esos mocosos palomillas a pesar de nuestros años, nuestras esposas, nuestros doctorados y nuestros hijos a cuestas. Tal vez sea porque sus ojos se quedaron congelados en una época determinada de nuestras vidas -la mejor. Quizá, sea también la forma en como nos vemos hoy quienes en el pasado fuimos compañeros de colegio.
Lo cierto es que a pesar de todo, el sábado 13 de Octubre nos reunimos 11 de los "51 lápices". Lamentablemente, muchos no pudieron participar por estar fuera del país o por diversas otras razones. Aún así estuvieron presentes en nuestras bromas y conversaciones del día.
Primero, participamos de una misa en la iglesia de Magdalena y visitamos el antiguo colegio de primaria. Luego, pasamos al local de San Miguel en donde luego de una breve ceremonia y la re-aparición de Roberto Ramírez Ynguil (foto 3 cruzado de brazos y bigotes) hicimos el brindis de honor protocolar. Finalmente, un grupo pequeño acompañados por 3 compañeros de la sección "E" (foto 4 al fondo) nos fuimos a comer al bolivariano.
Por la noche, luego del aburridisimo partido Perú-Paraguay nos juntamos para la fiesta de cierre. Las siguientes fotos nos dan algunas vistas de las mesas de nuestra sección y la participación del "chino" en la orquesta.
Ricardo Espinoza, Rodney Peramás, Alfredo Concha y yo con nuestras esposas
Francisco Neyra y Juan Carlos Pérez, sueltos en plaza, José López y Javier Rodríguez en pleno baile con sus esposas
Mario Ramírez, Arturo Aliaga, Jorge Quispe y Roberto Ramírez con sus esposas y parejas
La foto de rigor -tomada por Arturo Aliaga- con todos los asistentes
...y la última de todas (miren la fecha y hora de la foto)
Una fiesta inolvidable!!.
Mención especial me merecen Rodney Peramás que llegó dede Venezuela y se convirtió en el puente de su sección inicial "F" y la que terminó "E" así como la simpatía de su esposa. Esperamos tenerlos en cada visita a Lima.
Otra mención me merece Roberto Ramírez que motivó a más de uno a compararlo con un actor de cine mexicano. Para todos fue un gusto muy grande verlo despues de 25 años acompañado de su linda esposa -que no lo soltó para nada. El chino decía que le tomen bastantes fotos pues no lo veremos hasta las de oro pero ya ofrecieron aparecer más seguido.
Y para todos ...hasta la próxima reunión muchachos.
Etiquetas: claretiano
domingo, octubre 21, 2007
Cumpleaños Lea (2007)
Como todos los años, los hijos soplan una vela más. QUE TERRIBLE!!!. Mi muñequita se hace cada vez más grande sin pedir permiso y yo cada vez más canoso.
Este año fue en el Bembos de Camino Real. Todo un hito pues inaugurabamos nuestra presencia en sus remodelados ambientes.
Está demás decir que estuvimos hasta pasada las 8PM pues muchos de los primos y amigos de Lea
no querían moverse del local.
Al final, mi hija no pudo recibir las 12 del 21 y a las 10 de la noche ya estaba soñando con todo lo
que jugó en el día.
lunes, octubre 08, 2007
La partida de Luli y el temblor en Pisco
En una oportunidad un niño encontró un nido con huevos que había caído del árbol que estaba detrás de su casa. Fascinado, lo tomó con mucho cuidado y los miró por dos días seguidos hasta que debió salir fuera de la ciudad por una semana. Al regreso a casa, fue a buscarlos al pie del árbol y quedó transtornado al ver que los huevos estaban rotos. Entonces, corrió hacia su padre diciendole que los huevitos que había dejado estaban rotos y en el nido tan sólo habían cáscaras vacías. "-No, hijo" le contestó el papá, "los huevos no se dañaron y las cáscaras que ves son los restos que dejaron los pajaritos que escaparon de los huevos. Ahora podrás verlos volar entre los árboles, en el cielo. Ahora son verdaderamente libres."
Si hoy tuviera los 11 años que tenía cuando conocí a Lorenzo Guerra Mansilla (mi tío Luli-hermano de mi madre) habría quedado fascinado con ésta historia y acaso estuviera buscándole entre los árboles, tratando de identificar cuál de los pajaritos es realmente él; pero no tengo esos once, y a mis 41 años la muerte es algo mucho más complejo que uno debe asumir con mucha serenidad.
De chico no fui muy amigo de mi tío Luli. Cuando era niño, y por su porte, hasta le temía. Representaba a mi abuelo materno en la familia. Era un hecho que ante la ausencia de mi padre, cualquier cosa mala que hiciera con la que mi madre no pudiera lidiar llamaría a su hermano. Pasado el tiempo, en cambio, y a medida que fui creciendo, empezamos a establecer una relación más de hombres que de parientes. La imagen austera que tenía de él empezó a transformarse en una visión más tierna en la que veía a un hombre que había vivido sus días intensamente. De hecho que nuestro punto de encuentro eran los temas de derecho y especificamente los judiciales. Él, tratando de mantener "la práctica" y yo, pretendiendo introducir "la nueva práctica".
En los últimos años pude compartir varios almuerzos con él en casa de mi madre y eran oportunidades que tenía para bromearle y tratar de "hacerlo caer". Nunca lo logré. Su mente siempre ágil y sus respuestas oportunas neutralizaban mis ataques en medio de risas. Al final de la mesa me quedaba el sabor de que la austeridad de su carácter a la que solía temer de niño nunca fue completa pues estaba mezclada con algo de suavidad y dulzura. Con los años Luli fue para mí un austero dulce.
Es feriado en el Perú y nosotros velamos al tío Luli. Está nublado, hace frio y un nuevo temblor sacude Lima. Acaso sea que con el tiempo precisemos detenernos para recordarle como si fuese feriado. Acaso de vez en cuando necesitemos la fuerza de su voz para sacudirnos haciendonos saber que aún estamos vivos.
Hoy, mi tío Luli ha muerto. Me negué a verlo en su velorio. Prefiero tomarme una copa de vino en su nombre y recordarlo riendo y acaso, de vez en cuando, atreverme a buscarlo entre las ramas de los árboles.
Etiquetas: familia