miércoles, enero 30, 2008

El poder del pensamiento

Un viejo cuento tradicional judío dice que cuando estamos en la panza de mamá el Eterno nos envía uno de sus ángeles para que nos acompañe los 9 meses que dura nuestro viaje al plano material. El ángel, ya con nosotros, nos enseña todo aquello que necesitaremos saber en la vida para ser felices. El día de nuestro nacimiento y antes de partir, el ángel dibuja con sus dedos en nuestro rostro, las fosas nasales por las que entrará el aire haciendo que olvidemos repentinamente todo lo aprendido.

La vez que escuché por primera vez este viejo cuento también escuché una recomendación final: Cuando tengas problemas o estés en crisis; busca la solución en tu interior pues tu ángel ya te enseñó como resolverlas.

Muchas veces, cuando nos enfrentamos a serios problemas o crisis; solemos cometer el mismo error de pretender culpar a otros o buscar la causa de nuestro pesar en los demás, olvidando que como arquitectos de cada día que vivimos somos los únicos responsables de nuestro éxito o fracasos.

Conozco a personas a las que nadie haría daño nunca y que, por cierto, ellas mismas nunca dañarían a nadie, ni siquiera con el pensamiento. Siempre he querido contarme entre ellas: queriendo y respetando a mis semejantes y siendo querido y respetado por ellos. Sin embargo hay algo que falta. Algo que carezco y que impide que lo logre.

Esta semana, un período que me resulta no muy feliz, caí en una librería buscando un libro que me recomendaron sobre filosofía y su utilidad en la vida del siglo XXI. Entre anaqueles, encontré otro que llamó mi atención: “Como salvar tu vida” de Luisa Hey. Quiero decir que no soy de los que suele detenerse en la sección de autoayuda cuando entro a una librería, sin embargo; por esas cosas que uno no se explica me detuve en este libro que llamó mi atención.

En su libro, Luisa Hey afirma que “…gran parte de lo que vivimos es el reflejo de nuestros pensamientos”. Tras hojear el libro me quedé meditando en la afirmación de ésta autora tratando de vincularla a mis experiencias actuales y descubrí que parte de lo que estaba experimentando no eran sino el producto de, no tanto como malos, pero sí pensamientos totalmente errados, algunos desligados de la realidad, otros cargados de frustración y unos tantos, llenos de complejos.

Si creemos y damos por hecho una premisa que tiene que ver, por ejemplo, con el daño que se nos pueda causar; de hecho que lograremos que nos llegue pero si, por el contrario, asumimos nuestra fortaleza, nuestras capacidades y el bien que nuestros semejantes están dispuestos a ofrecernos será muy difícil que nos causen daño. En definitiva, nuestros pensamientos tarde o temprano se materializaran en nuestras vidas. Buenos pensamientos construirán buenos resultados y buena calidad de vida en tanto que pensamientos equivocados nos empujaran a realidades frustrantes y experiencias negativas.

Hey añade que …si tuviéramos conciencia de cuanta influencia tienen nuestros pensamientos en nuestras vidas nunca permitiríamos albergar pensamientos negativos…

Con una hija de 4 años y con casi 42 años a cuestas, creo que la mejor manera de lograr querer y respetar a mis semejantes y ser querido y respetado por ellos es empezando a cambiar mi forma de pensar de los ultimos 40 años…

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