martes, octubre 25, 2005

Todos quieren ser venerables, y la logia que?

Dentro de tres semanas, celebraremos en el oriente peruano; las elecciones para Venerables Maestros del Rito de York. Oportunidad que se presenta cada año en ésta época para renovar la vida en las principales células de la masonería de nuestro país. Surge entonces, la necesidad de hacer una reflexión sobre algunos comentarios que escucho en estos días sobre el interés de algunos hermanos en designar a uno u otro miembro de su Logia para ocupar el puesto de Venerable Maestro y también, por qué no decirlo, el deseo de otros en alcanzar tan alto privilegio.

De los 14 años que tengo de iniciado he aprendido que existen dos formas de concebir la masonería, las logias y los trabajos masónicos. Aquella que considera que éstos se limitan a reuniones semanales para la simple práctica de un ritual y el disfrute posterior de una cena en la que los hermanos, cargados con sus vasos llenos, desbordan en fraternidad y, aquella que considera que la masonería, las logias y los trabajos masónicos son algo más trascendente que puede llegar a influir en la sociedad a través de sus miembros quienes, mientras tanto, acuden a “trabajar” con el vivo interés de intercambiar fraternalmente sus experiencias y conocimientos para aportar a la superación del otro.

Indudablemente que el perfil del Venerable Maestro, cabeza de la logia, que requerirán ambas concepciones son totalmente opuestas, ya que mientras ésta última necesitará de un líder, capaz de incluir la diversidad de opiniones y dirigirlas hacia un fin previamente trazado, acorde con los principios masónicos; la primera buscará un hermano sin muchas cualidades ni tantas exigencias en torno al cual podrán reunirse cada semana.

De nosotros depende qué Logia queremos, qué masones pretendemos ser y qué esperamos hacer de la masonería y con la masonería y de nuestra respuesta dependerá la elección del próximo Venerable Maestro de nuestras Logias.

¿Buscamos un líder grupal que nos ayude a caminar juntos facilitando nuestra búsqueda masónica personal y nuestro trabajo logial o buscamos a uno de nosotros para adularlo a lo largo de los próximos 12 meses?

Siempre he escuchado que algunas elecciones de Venerables Maestros recaen sobre el hermano “…que le toca…” o “…se lo merece por el tiempo en la orden, su comportamiento reciente, un aporte hecho o tal o cual mérito…” cosa que no me parece mal en tanto que resulta ser un reconocimiento para ese hermano, sin embargo; muchas veces la realidad nos dice que el reconocimiento o merecimiento de un hermano (lo individual) no van de la mano con los de la logia (lo colectivo) y resulta ser que a la hora de las elecciones pensamos más en nosotros individualmente (como cada uno) en vez de pensar en nosotros colectivamente (como logia).

Así, los hermanos son premiados y reconocidos en sus merecimientos en tanto que las logias son olvidadas y desatendidas en sus esperanzas y expectativas. Al final no puede haber otro resultado, ambos mueren: masones y logias. Mueren los masones por el corte del puñal del ego y la adulación y mueren las logias por la desaparición de aquellos deviniendo en grupúsculos sin sentido ni objetivos ni proyecciones claras.

Olvidemos la falsa creencia que la renovación tiene que ser necesariamente física y que el cambio de nombre y cara del Venerable Maestro es insalvable para la aplicación de la ley de la regeneración. Dejemos de lado la falsa creencia que dando oportunidad a todos sus integrantes damos oportunidad a la logia misma. Pensemos, por el contrario, como un todo deteniéndonos a reflexionar en el todo y sus necesidades y merecimientos.

Como decía un antiguo hermano y amigo masón: “…todos mereceríamos ser venerables maestros pero la logia no se merece a todos como tales…”

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